El amplio recinto del salón referido, dio cómoda acogida a las centenares personas que se dieron cita para conocer el buen hacer del pregonero D. José María Márquez Baquero, previo nombramiento del Consejo de la Archicofradía. Él cual figura como estudiante en el 4º curso de Derecho en la Universidad de Sevilla, participa en la Archicofradía y coadyuva en las hermandades sevillanas, la Hermandad de Redención y la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno del Silencio.
Sería presentado por D. Antonio José Pérez Valle, cofrade perteneciente a varias hermandades de Sevilla como la Hermandad de San Roque o la Hermandad de la Macarena.
Se unieron al acto, él Distrito San Pablo – Santa Justa, la agrupación de hermandades que componen el Distrito referido: Hermandad del Cautivo de San Pablo, Hermandad de San José Obrero, Hermandad del Sagrado Decreto y la organizadora, Archicofradía de María Auxiliadora Coronada con su Presidente D. Manuel Jiménez Ávila
Para comenzar, intervinieron con un dúo de sentidos saeteros, “rezaron dos veces” al conseguir del publico el clásico pellizco al cante de sus saetas.
Musicalmente dio comienzo el acto, con la actuación de la Banda Municipal de Música de Sevilla llevados por la sabia batuta del Sr. Director Francisco Javier Gutiérrez Juan y con los sones de la Marcha "Amargura" de Font de Anta y después de la acertada presentación del pregonero, interpretaron “Rocío” de Manuel Ruiz Vidriet (1994).
Al finalizar, se entregaron varios galardones; no solamente al pregonero y presentador sino otros que habían colaborado en tan majestuoso evento.
Con lo cálidos y expresivos saludos del numeroso público, la citada Banda interpretó los himnos andaluz y español. Una vez
más, el Director este blog, el cual invita a subirse en la “baranda” de su
Balcón Trianero, visitó nuevamente el Colegio de la Trinidad; ya lo había hecho
en ceremonias, religiosas, deportivas o culturales y así de esa forma, vivió
con el corazón aquellos estudios que realizó en tiempos que estuviera como
Director D. Francisco Gamarro Cabrera (d.e.p.) y otros como D. José María
Risco, o D. Juan Niebla, D. Sixto, D. Gabriel. tambien seglares como D. José Geronés que con su moto BSA; aquel sonido zumbeante a todos nos sorprendia y que era él que recogia de las diferentes cinematrograficas, las bobinas del clásico cine de entonces o de aquel D. Vicente que figuraba en lo llamado Artesanos y que gurdamos tambien nuestro recuerdo de otros muchos. Para todos ellos, d.e.p. y qué para
no ser extensivos, tenemos en el recuerdo, por aquella abnegada labor de
formación y de estudios. Hoy nos pareció
que había sido objeto de magia, poco se parecía al colegio en que como jóvenes tuvimos
nuestros primeros escarceos en el mundo de las asignaturas. El patio
era más tosco con un gigantesco árbol, que daba de sombra una tercera parte del
mismo. En la parte que están los diferentes gimnasios, había unas columnas de uns quince cms, de hierro, allí en el recreo hacíamos nuestras liguillas
y el que suscribe jugaba de portero (no para recibir a nadie) sino del equipo y
allí emulábamos a uno de los portero de la época, como el Valenciano Quique, recordamos
todas las alineaciones de primera división más usuales de entonces, por ejemplo
la del Valencia CF, como hemos citado en puerta, Quique, después: Quincoces
Monzó, Sócrates, Pasieguito, Puchades, Mañó, Fuertes, Badenes, Buqué y Seguí. Y emulando al
guardameta nos fracturamos del dedo medio de la mano derecha, lo cual tuvimos
que ir todos los días en la enfermería que se encontraba arriba de aquella
“portería” y que los medios médicos de la época no podían hacer mucho; por
adelantar aquel contratiempo balompédico. Quizás se pegunten si sabemos aquella clásica alineación del conjunto de
Nervión: como Bustos, Guillamón,
Campanal, Valero, Ramoní, Enrique, Liz, Arza, Araujo, Domenech y Campos. Si otro día nos siguen, les prometo citarles la del Real
Betis de aquellos tiempos.
Allí en terrenos de tierra, jugaban aparte de los equipos del colegio y
de la ciudad, muchos de segunda y tercera división. Ya lindando con la calle arroyo, existía una vaquería que regentaban los
salesianos y que utilizan para la alimentación de los sacerdotes, con la leche
de aquellos rumiantes. La época, exigía un gran recato a la hora de cambiarse la ropa interior,
se colocaban los internos que lógicamente pernoctaban, con el babi por encima
de la cabeza y se ponían los calzoncillos y camisetas con verdaderos apuros
para no enseñar sus menguadas carnes; otros la hacían en el interior de las
camas, tapándose con una sábana, mientras se ejercitaban en aquellos
movimientos casi cirquenses; la castidad era una enseñanza diaria por aquella
Comunidad Salesiana. La ropa tenia que ir con un numero en eqtiqueta o los cubiertos para comer trocolados; el nuestro fue el 48. Fuimos de los primeros “monaguillos” que ayudamos a la celebración de la
misa e incluso el Sr, Consiliario que hemos citado nos “hizo un contrato” para aquella
escolanía juvenil, que interpretaba no solo los cantos de Iglesia, sino
pequeñas obras de zarzuela, alusivas a la naturaleza, una canción empezaba así
“Pajariti. ti, ti. Que con frenesí cantamos todos así.- luego el estribillo” y un largo etc. El colegio estaba situado a las afueras, solamente pasábamos por el
llamado manicomio, La Casa Cuna y poco más. Así que, en aquellos jueves vespertinos, los
centenares de hectáreas, las recorríamos todos unos para pasear y otros para
jugar al futbol, haciendo esfuerzos para situar las porterías, al final todo se
quedaba entre dos montones de aquellos “pepinillos silvestres”. Lo hacíamos con
pelotas duras, como extra algún balón de “correílla”; que todos mirábamos
cuando venía hacia uno, para ver aquel cierre del esférico; a donde podría dar,
ya que su correa de cuero hacía daño. Tuvimos
compañeros y luego después de haber pasado por las aulas, a muchos amigos que
se fueron colocando en honrosos puestos dentro del abanico laboral y que
compaginaron con otras dedicaciones o pasatiempos como llegando a ser Hermanos
Mayores de Cofradías muy renombradas, como la "marismeña" del
Santísimo Cristo del Perdón y María Santísima de la Soledad de la Isla Mayor Hoy hemos compartido el teatro que no está a la altura del patio, sino en la primera planta y lo hemos hecho con compañeros de
entonces, antiguos alumnos, familiares de aquellos etc. Mas anécdotas podíamos contar, pero si esta primera entrega merece atención,
seguiremos con nuevos capítulos estudiantiles.