La Palomita de Triana. ermita y
casa
hospital de la Encarnación
El arrabal de Triana a través
de la historia nos sorprende con sus fiestas tan particulares como es su “Velá
de Santiago y Santa Ana,” festejo popular que algunos escritores lo califican como “fiesta
de gran animación con mucha asistencia de gentes, por sus juegos de agua que
celebran en el rio” fiesta que actualmente sigue celebrándose, y un
sin número de fiestas y eventos de tipo religioso, dándose la particularidad de
que también tenía, o mejor dicho celebraba su propia Semana Santa, con
hermandades que variaban según las circunstancias sociales y políticas que se
daban en determinados momentos, y lo de sorprender es que en el arrabal se
daban las mismas circunstancias culturales, religiosa, sociales y laborales que
se daban en cualquier ciudad andaluza o española en los siglos XVI-XVII,
teniendo en cuenta que las hermandades de corte gremial o étnico, además de
tener una finalidad religiosa, también desempeñaban como asociación un papel de
portavoz ante el Real Consejo de Castilla, para reclamar demandas o derechos de
sus hermanos cuando se vieren dañados en ellos.
Era una Semana Santa muy local pues el recorrido era por las calles del
arrabal, y su estación de penitencia estaba determinada con visitar la Real
Parroquia de Santa Ana y regreso sus templos o ermitas. Esta “carrera oficial
trianera” duró hasta 1830, fecha en que la Hermandad de la O cruzó el Puente de
Barcas, por vez primera una hermandad de Triana se integraba en las listas de
la Semana Santa de Sevilla.
Según José Bermejo y Carballo, en sus Glorias Religiosas de Sevilla,
Triana en el siglo XVI, publica la lista de hermandades que había en el
arrabal, Cofradía de la Tentación, de la Entrada en Jerusalén, del Santo Cristo
Ecce-Homo, de Nuestra Sra. de la O, de Las Tres Caídas, Stmo. Cristo de las Penas,
de la Sagrada Expiración, de la Pasión y Muerte, del Stmo. Cristo de la Sangre, Stmo Cristo del Socorro, del Stmo. Cristo de Las Aguas, y Ntra. Sra. del
Desconsuelo, actualmente algunas de ellas extinguidas o trasladadas a otras
iglesias fuera de Triana.
De todas estas hermandades citadas anteriormente, hay una, la del Stmo. Cristo de la Sangre y Ntra. Sra. de la Encarnación, que por la veneración
prestada por sus hermanos y devotos, durante mas de trescientos años que
residió la hermandad en Triana, venerando a una imagen mariana de gloria bajo
la advocación de María Santísima de la Encarnación, esta hermandad que durante
casi tres y siglos y medios residiendo en Triana, no todas pueden celebrar tres
centenarios en el mismo barrio, me parece interesante darle un repaso a sus
templos y su anécdotas e itinerarios y algo de su historia.
La sede fundacional de esta corporación trianera tras la aprobación de
sus primitivas reglas el 18 de julio de 1684 y constituyéndose como hermandad
de penitencia, fue en el Monasterio de La Victoria de la orden franciscana
mínimos de San Francisco de Paula, sus fundadores fueron en su mayoría,
carpinteros de ribera y calafates, casi todos vecinos de la barriada del Puerto
Camaronero.
Efectuaba su estación de penitencia en la tarde del jueves santo por las
calles del arrabal. Portaban sus cofrades una imagen de Cristo Crucificado con
la advocación del Cristo de la Sangre, que había sido tallado en 1553 por
Francisco de Vega y policromado por Pedro Jiménez.
La imagen de la dolorosa era una talla de candelero para vestir,
atribuida al círculo artístico de Juan Bautista Vázquez “El Viejo”. Era la que
en un principio procesionó en la Semana Santa vestida de luto, aunque parece
que su incorporación al cortejo penitencial no se produjo hasta décadas más
tardes de su fundación, ya con la Hermandad establecida en su nueva capilla
propia en la Casa Hospital de la Encarnación.
En el año de 1545 tras un breve periodo de tiempo en la Real Parroquia
de Santa Ana, la hermandad adquiere unos terrenos en la Cava de los Gitanos,
actualmente en la calle Pagés del Corro, edificando su capilla y una Casa
Hospital. El templo fue sufriendo a lo largo de su historia sucesivas
reformas que ampliaron su capacidad, hasta quedar como una iglesia de considerables
dimensiones con tres naves y nueve altares.
En 1557 la Hermandad de Pasión eleva con poderes dado al escribano Juan
Bustamante, escribano de su Majestad, una petición para evitar que salgan en la
tarde-noche del Jueves Santo todas las cofradías, entre ellas cita a la
Hermandad de la Encarnación de Ntra. Señora del Monasterio de la Victoria de
Triana, no consiguiendo la Hermandad de Pasión su pretendida petición, su
propósito en caso que aprobase era ser la única corporación en efectuar la estación
de penitencia a la Catedral, se basaba en un precedente de Valladolid, que posesionasen
en la noche del jueves Santo, solo Santo Cristo de San Agustín, la Vera-cruz y
las Angustias (1), sita en el hospital de Guadalupe.
El altar mayor destacaba entre todos rodeado con una verja y elevado.
Albergaba un retablo formado por dos cuerpos de tres calles cada uno, separados
por columnas corintias y rematadas por frontispicios triangulares. La presidia
la imagen letifica de Nuestra Señora de la Encarnación, fue realizada entre
1632y 1634 por Luis Ortiz de Vargas, en madera de cedro, caoba y borne, (2) tuvo
que ser terminada por Martín Moreno a finales de 1633, debido a la marcha de
Vargas a Málaga. En 1792 la Capilla sufriría las terribles consecuencias de la
riada que afectó a toda Triana, con graves consecuencias, produciendo daños
irreparables, dañando los pilares de carga, lo que supuso el desplome de los
mismo y el hundimiento de su techumbre, esto llevó a un desembolso económico
muy importante por parte de la Hermanad, pues se vio obligada a restaurar en
profundidad la derruida Capilla. Esto fue causa para que la Hermandad
suspendiese su salida penitencial durante varios años.
El Viernes Santo de 1845 realiza por primera vez su estación
de penitencia a la Catedral de Sevilla atravesando para ello el Puente de
Barcas que unía a Triana con Sevilla. Estrenaban el paso de Cristo de estilo
neoclásico. El palio, de plata, era el más rico de la época y en su techo
(gloria) figuraba una paloma, (3) motivo por cual la dolorosa era conocida como
la
“Palomita de Triana”. Poco después la hermandad entra en decadencia procesionando por última
vez desde Triana en 1848.
En 1868 vuelve a resurgir celebrando una procesión con la imagen de
gloria, la Virgen de la Encarnación, pero este mismo año la Junta
Revolucionaria decreta el cierre al culto de la Capilla, que seria derruida en
1874, siendo trasladada la imagen del Cristo a un pueblo de la provincia y la
Virgen en 1875 a la Parroquia de San Benito. Y aquí finaliza la estancia
trianera de la “Palomita de Triana”.
Manuel Mediano Vargas - Triana idus de Marzo 2018
(1) Se refiere a la 5ª Angustia que poseía capilla en el hospital de San
Lucas, en la collación de la Magdalena. (2) Borne, madera muy resistente. (3)
La paloma, símbolo trinitario, que representa al Espíritu Santo en los
Evangelios.-
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Manolo, que buen rato debes pasar escribiendo estos articulos: cortos y precisos.
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