Balcón Trianero

miércoles, 20 de marzo de 2019

La cita anual con la Virgen de la Estrella


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Habiendo entrado en la cuaresma, y la primavera haya parido colores nuevos, la ciudad se trasforma, una anarquía de luces hacen que los cielos brillen de una forma especial, la hace única, el eco de marchas cofrades suenan en las tardes noche en distintos puntos de la ciudad, capirotes colgados en las puertas de los comercios que se dedican a la confección de estos menesteres, las paredes de entrada a los templos quedan empapeladas por una cartelería de convocatorias de cultos a celebrar en sus capillas de las distintas hermandades hispalenses, una mezcla de olores como el incienso y el azahar inundan algunas calles y algún que otro establecimientos donde se le rinde mitológica pleitesía a Baco, ya con viandas y tapas, o caldos de la madre tierra para degustar en este tiempo de vísperas, y un sin fin de detalles que anuncian la llegada de la Semana Grande o Semana Santa en términos litúrgicos. 


Desde pequeño el Domingo de Ramos era el día esperado, muchas emociones se conjugaban en mi infantiles deseos, y los nervios hacían estragos en mi aparato digestivo que con cinco años era difícil de controlar, el salir de nazareno ese día era, la ilusión cumplida de todo un año esperando, por lo que era motivo sobrado para estas situaciones. 

Pero siempre me llamó la atención el Domingo de Ramos, junto con todo lo descrito anteriormente, que a la salida de la Virgen de la Estrella de San Jacinto, la multitud de personas que esperaban ver salir a la Santísima Virgen una vez ya en la calle el palio, todas las miradas se dirigían a un balcón situado frente a la puerta principal de San Jacinto, donde tanto tiempo se llevó un rotulo con el nombre de la calle “Pajes del Corro”(1) años mas tarde rectificado por el actual, el motivo, iba a cantarle a la Virgen, la Niña de la Alfalfa un año mas. 

Los comentarios del personal presente había para todos los gustos, incluso la prensa morada de la época, que en aquellos tiempo no se prodigaba mucho, también daba su parecer, unos decían que era una promesa y otros que era por un familiar que estaba enfermo, era un sin fin de comentarios que cada uno daba su opinión. 

Hace poco ordenando mi desordenado archivo, me encontré un articulo de Daniel Pineda Novo en las paginas de un periódico local de los años 80 en el cual escribía sobre el tema, aclarando, el como y el porqué de esta cita anual que tenia esta cantaora con la Virgen de la Estrella. 



Rocío Vega Farfán, conocida popularmente por la Niña de la Alfalfa, nació en Santiponce (Sevilla) un Jueves Santo, muriendo en Sevilla a los 80 años en su casa de la Alfalfa. 

Comenzó a cantar saetas desde niña, mas una doble afección de garganta le impide dedicarse al cante. La madre la lleva a Utrera a la consulta de un famoso especialista que, como los médicos sevillanos se muestran bastante pesimista a la enfermedad. De regreso a Sevilla se encuentra en el suelo de la estación, una estampa pisoteada, la recoge y reconoce que es la Virgen de la Estrella de Triana. 

Madre e hija van a San Jacinto y se encomiendan a la Venerada Dolorosa, mejorando posteriormente de su afección de garganta. 

Rocío, estando un Domingo de Ramos de una Semana Santa de la década los años veinte, viendo pasar a la Virgen de la Estrella, sin intención de cantar, se inspira, se emociona y en un arrebato, le canta la saeta de la promesa, que ella le ofreció en San Jacinto. 

“Mare mía de la Estrella, 

aquí me tiene otra vez 

para cumplir la promesa 

que en tu santa iglesia eché 

que cantarte mi saeta”. 

“Mare mía de la Estrella, 
ampárame con tu manto, 
que mientras yo tenga vía 
he de mandarte en mi canto 
la saeta mas sentía”. 
Otra saeta que se hizo famosa fue una que le cantó en el año 1934 a la entrada en San Jacinto. 
“Estrella de la noche y día 
al Altozano llegaste 
sana y salva ¡¡¡Madre mía!!! 
por eso ya no me cabe 
en mi pecho la alegría. 

(El Liberal) Sevilla.29-3-1934) 
No faltando nunca a la cita con su Virgen y haciendo tan personales entre seguiriya y carceleras, que la hicieron famosa. 

Los Hnos Quintero, fieles admiradores suyos le estamparon en su abanico esta sentida saeta. 
Es tu saeta canción, 
que hasta el cielo se levanta, 
grito de tu corazón, 
que al pasar por tu garganta 
se convierte en oración. 
Manuel Mediano                                    Triana idus de marzo 2019



1 comentario:

  1. Conocí a la genial Niña de la Alfalfa, yo era un comino, era amiga de mi madre, me contó la anécdota que citas en la entrada. Siempre tuvo mucha devoción por esta Virgen...

    Os deseo a todos una buena Semana Santa.

    Afectuosos saludos.

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