Belmonte: “Terremoto" (1962-2012/1913-2013)
Texto y fotografia: Balcón Trianero (registrada)
Texto y fotografia: Balcón Trianero (registrada)
J.Belmonte en P/Altozano-Triana (Hacer clip con el "roedor", dos veces para aumentar tamaño). |
Triana, celebró el cincuentenario de la muerte y centenario de la alternativa de Juan Belmonte García y
que con el tiempo por vivir en este arrabal, se fundió tanto con su alrededor;
que logró que sus maneras de ser, fueran “trianeras"; que conjuntamente
con la profundidad de su forma de torear, con temple y cargando la suerte; Triana
y el mundo taurino le puso la identificación del: "Pasmo de Triana; teniendo el honor
de catalogarle, como el fundador del torero moderno.
Juan Belmonte ya sentía
una marcada afición al arte de Cúchares,
desde que jugara por las calles trianeras, ya destacaba por su toreo de salón,
lo toreaba todo, animales, ciclistas, coches; le daba un pase a todo cuando se
le interpusiera; siempre había un hermano pequeño que hiciese de “toro”
para este lucirse. Su infancia la pasó en aquella tienda de quincalla que tenia
su padre, con los niños de su infancia realizaría verdaderas guerras de barro,
ya que en la cuesta del Altozano, se formaba al subir los carros con tracción animal,
verdadera “munición” y con aquellas pellas de barro se disparaban hacia
los niños de la otra orilla. Curioso fueron los tiempos del arreglo del Puente
de Isabel II (Puente de Triana) entre aquellas dos “ciudades” que
dividía el “río grande”; así escuchaba de su madre, “osú hace tres años que no voy a Sevilla”.
En Abril de 1958, Juan Belmonte con su “capa” hecha pluma, defendía en ABC el toreoen Triana: “El toreo de que se hacia en Triana no era el que se veía
normalmente, sino un toreo imaginario que debía de haberse transmitido quizá
por tradición, del de Ronda, porque era pausado, lento y sin adornos. De este
toreo y del otro se hablaba en la tiendecilla que mi padre tenia en el Mercado
y se tenia como representante de este toreo trianero peculiar a Montes, al que
nunca vi porque la entrada mas barata costaba alrededor de una peseta, que
pocas veces tenia”.
Él era constante entre
los maletillas que iban a Tablada, quizás las muchas contrariedades que tuvo
que resolver en una "Maestranza" tan complicada, fue motivo
para ir moldeando su estilo. Intentó ir en contra de la máxima de sus
predecesores como Lagartijo: que expresaba que “Te pones aquí, y te
quitas o te quita el toro", para él, "no le quitaba el toro,
si se sabía torear". Sacó la conclusión que en la lucha entre hombres
o toros, "el que sabe parar, domina".
Queremos
modestamente celebrar las gloriosas gestas de este "Terremoto" taurómaco, recordando a personajes que con
él convivieron, por ejemplo: Félix
Moreno de la Cova y que nosotros tuvimos amistad después de dejar de ser Alcalde de Sevilla durante cuatro
años (desde
1966 a 1969), procurador en Cortes y
delegado provincial de Agricultura.
Él falleció la víspera de San José del anterior siglo, desde aquí le dedicamos estas sencillas líneas, (q.e.p.d.). Nuestras charlas con el político y ganadero eran variadas, pero recordamos en la sobremesa de una cena celebrada allá por lo “terrenos” de Santa Clara, que él Sr. Moreno descubrió a Juan Belmonte en los tentaderos de su casa, junto a su hermano Manolo de quien guardaba muchas anécdotas; a nosotros la que nos hizo gracia fue aquella en que estando viviendo en el nº 38 de la C/. Pureza, existía un puesto de sandías, le dijeron al dueño del puesto: "Retire Vd. la mercancía, porque a Belmonte lo van a traer a hombros". El vendedor que no simpatizaba con el torero, dijo con sorna: "lo traerán dos guardia civiles", más tarde apareció "El Fenómeno" (como también así le llamaban) a hombros y naturalmente el puesto quedó tan destrozado que el melonero le pidió como daños, cuarenta duros a Juan Belmonte.
Él falleció la víspera de San José del anterior siglo, desde aquí le dedicamos estas sencillas líneas, (q.e.p.d.). Nuestras charlas con el político y ganadero eran variadas, pero recordamos en la sobremesa de una cena celebrada allá por lo “terrenos” de Santa Clara, que él Sr. Moreno descubrió a Juan Belmonte en los tentaderos de su casa, junto a su hermano Manolo de quien guardaba muchas anécdotas; a nosotros la que nos hizo gracia fue aquella en que estando viviendo en el nº 38 de la C/. Pureza, existía un puesto de sandías, le dijeron al dueño del puesto: "Retire Vd. la mercancía, porque a Belmonte lo van a traer a hombros". El vendedor que no simpatizaba con el torero, dijo con sorna: "lo traerán dos guardia civiles", más tarde apareció "El Fenómeno" (como también así le llamaban) a hombros y naturalmente el puesto quedó tan destrozado que el melonero le pidió como daños, cuarenta duros a Juan Belmonte.
El primer éxito según el torero fue en
la plaza de la calle de Játiva en Valencia y curiosamente por torear un novillo
de Soler (no nuestro) que lo mandó a la enfermería. "Aquella tarde ganó además ochenta pesetas". “A los
valencianos les debo el primer éxito”. Según contaba Félix Moreno, “él
temía más a un belmontista que a un toro”; - “pues éste te coge y te deja, pero el belmontista nunca". Una
noche a uno de ellos, lo tuve dos horas ante la puerta de un hotel, diciéndole
como daba el pase natural, le cortó diciéndole: "Que se iba a dormir, que estaba cansado" y
continuaba, “sí le digo sube, se acuesta conmigo". (1) (En la foto: Cagancho - Pepe de la Cova - Gil - Tovar).
Hubo tiempo en aquella
noche taurina, para que el Sr. Moreno de la Cova, indicase que los valencianos
eran unos destacados aficionados de El Gallo y de Belmonte, indicando él último
citado. “Que a Rafael lo querían
en la ciudad del Turia, porque era muy agradecido ante una “paella” y que los
valencianos cocinaban a sus ídolos”.
Surgió
por parte de Félix Moreno, ya que con gran memoria iba comentando sucedidos,
que al referirse a las “chuflas” para con Belmonte, alguien decía “Para la Maestranza, es suficiente con
Belmonte y una escoba” y los
abonados a la Monumental se expresaban;“Hoy torean Joselito y dos más”.
En otro momento Félix M.C. se refirió al miedo de Juan y se apresuró el trianero a decir. ”En la plaza
cuando suena el clarín, hasta el presidente tiene miedo, y aun hoy, bragado en
el torear de muchos años, aun me queda algo de ello”. Imaginamos que todos quienes leyeran libros
o asistieran a pregones o conferencias taurinas, de las buenas “caídas” belmontistas, cuando le preguntaban, ¿Por qué inventaste la media verónica” y él rápido contestaba, “para ahorrarme la otra media”.
El Sr. Moreno
de la Cova, se jactaba de su vasta cultura, hasta el punto que en los viajes
del trianero, colocaba en sus maletas docenas de libros
y uniendo a ello sus amplias amistades que tenia de todos los signos; los
trataba con buena educación, elegancia y finura intelectual; suponiéndole a
Belmonte, que fuese de gran admiración en aquellas épocas y situándolo para que
sus contactos los ganase con sus ponderados modales.
En
las II Mesas Taurinas organizadas por la Caja S. Fernando, escuchamos a Pepe
Luis Vázquez (padre-q-e-p-d.) y sea dicho de paso a uno de sus admiradores; Juan Grau Viel-Ferrando
(q.e.p.d). También le mostró la satisfacción de la afición valenciana hacia el
torero de S. Bernardo. Pepe Luis Vázquez, se extrañaba cuando en tiempos de
novillero, veía poner en suerte a un becerro por Juan Belmonte, para que se le
picase y mientras todos se iban corriendo él salía andando hacia el burladero.
Descubriría así Pepe Luis, que tal facilidad estaba, en que se retiraba por el lado contrario del novillo.
Es casi obligado referirse aunque no con agrado, a su último día en Gómez
Cardeña, cuando un sábado se fue al
campo; realizando invitaciones varias a sus amigos para que fueran con él.
Aquel día (8 de Abril 1962) solo Juan Belmonte supo lo sucedido, quizás le
saliera por la puerta del “chiquero de la muerte” un “toro depresivo,
melancólico o bipolar” al que no supo parar,
templar, mandar
y cargar la suerte y sin que su pase “belmontino” en esta
ocasión no fuese suficiente para llevar al morlaco al desolladero; no
obstante los que apreciaron el toreo “pasmao”, enviamos a la “plaza
celeste”; el mejor ¡olé!, como si fuese en una de sus mejores tardes
aplaudidas desde Triana.
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