Tus manos fueron mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajaron por la justicia.
Si te quiero es porque fuiste
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
fuimos mucho más que dos.
Tus ojos eran mi conjuro
contra la mala jornada
te quise por tu mirada
que miró y sembró futuro.
Tu boca fue tuya y mía
tu boca no se equivocaba
te quiero porque tu boca
supo el ser sintonia.
Si te quiero porque las manos
fueron amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
fuimos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque fuiste pueblo te quiero.
Y porque amor no es aureola
ni inocente moraleja
y porque fuimos familia
y sabía que no estabas sola.
Te quiero en mi paraíso
es decir que en mi raíz
la familia viva feliz
aunque no tenga permiso.
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
éramos mucho más que dos.
éramos mucho más que dos.
Poema a mi madre por: Carmen Pérez Rico
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! Que pasen un grato día a quienes sientan la dicha y responsabilidad de ser MADRES. ¡
Es una preciosidad la poesía dedicada a la madre, tanto si la conservas o ya no, el sentimiento es el mismo, extensivo a las numerosas madres que te seguimos, viniéndo a esta entrañable baranda.
ResponderEliminarAgradecida por la parte que me toca, me has emocionado.
¡¡¡GRACIAS!!!
Conforta saber de tus gustos y más cuando la sensibilidad de tu "músculo cardíaco" aflora de manera natural. Vemos en la sociedad verdaderas locuras, pero es comprensible que ningún otro vínculo social puede importar más a una madre que aquel que se establece de un momento al otro con su hijo, producto de su propio cuerpo. Para las madres que dirigen sus blogs como es el tuyo y para quienes un día tuvieron la dicha de engendrar FELICIDADES y un respetuoso saludo.
ResponderEliminarUn poema lleno de sentimiento filial; de reconocimiento a esa vida entregada al bienestar de los hijos.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo.
Es gratificante, que se suban a la "baranda" de este balcón; dignos lectores que se unen a las buenas virtudes que en el figuran.
ResponderEliminarComo hijos, tenemos un recuerdo grato de nuestra madre, de cuantos cosas aprendimos y que podía quedar expuesto así:
Me enseñaron a rezar,
enseñáronme a sentir
y me enseñaron a amar,
y como amar es sufrir
también aprendí a llorar.