Balcón Trianero

miércoles, 15 de junio de 2016

Las llaves de la ciudad

Los maestres de las Órdenes de Uclés y Calatrava fueron los que más influyeron en animar al Rey, poniéndose ellos los primeros, para comenzar la guerra que conduciría a la conquista y unificación de la península.
Todas las Ordenes importantes participaron en el asedio de Sevilla, las castellano –leonesas de Santiago, Alcántara, y la anteriormente mencionada de Calatrava, y junto a ellas otras Órdenes, inclusive internacionales, como la del Temple. Destacando entres todos la figura del maestre de la Orden de Santiago Pelay Pérez Correa.
Cuando Fernando III conquistó Sevilla en 1248, la ciudad estaba poblada por judíos y musulmanes, la difícil convivencia era soportable, pero como siempre sucedió en esta ciudad, durante esta época, era de complicada gobernanza, con religiones distintas que se consideraban a si mismas únicas y verdaderas.
Los enlaces entre miembros perteneciente a religiones diferentes, estaban mal vistos entre la población, y eran causas de enredados conflictos familiares. La conquista trajo uniformidad en las creencias, imponiendo la disciplina necesaria para unificar lo que después sería España.
España empezó aquí, de hecho, esta ciudad fue sede de la corte muchos años a lo largo de la historia. La iglesia cooperó activamente en su consecución, siendo su ayuda imprescindible para llevar a buen puerto, este deseo del Rey Santo.
Tomada la ciudad, rindieron pleitesía tanto judíos como musulmanes al Rey victorioso.
Le entregaron dos preciosas llaves grabadas, una de ella llevaba inscrita la expresión castellana en mayúsculas latinas: «Dios abrirá, rey entrará», y la compañera con la ilustración árabe en cúfico (alfabeto empleado antiguamente por los árabes): «al-Amr kullu-hu li-Ll×h» (Todo el poder pertenece a Dios), con la segunda palabra encabalgada al final de la primera.
Se comentó que estas llaves de bellos diseños y complicada estructura en sus dientes, fueron entregadas en manos por las autoridades gobernantes de la ciudad a Fernando III, cuando despejado el camino, entró triunfante en la ciudad hispalense. entró triunfante en la ciudad hispalense.


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