Balcón Trianero

jueves, 25 de septiembre de 2014

UNA LANZA

UNA LANZA POR LOS QUINTERO
Juan Manuel Jiménez Pérez, elogioso actor que ha militado en destacables compañias y que le honra el haber interpretado dentro de los repartos que componia el recordado director trianero Juan Rodriguez Recio, con la compañia: Giraldillo de Comedias y que en la semana antes de la Velá del 2007, quiso dicha persona, irse para actuar en el Festival Bajo las Estrellas del escenario celeste.
Ahora el "carmonense" Juan Manuel, con gran conocimiento coge la pluma entre "bambalinas" y rompe una lanza en favor de los hermanos "utreranos" y mundialmente conocidos en las tablas de los teatros.
“-Loor al arte sin mancilla,  
teatro ameno y jocundo
                             que al público maravilla:                             
                               que él vivirá, sin segundo,                               
                    mientras aliente Sevilla                   
y el amor anime al mundo".
Tirso Camacho 
 




Dicen que “El recuerdo y la gratitud son los dos únicos paraísos de los cuales no podemos ser expulsados”, y en mi recuerdo está la noche del 11 de diciembre de 1975, en la que representamos en el Teatro Cerezo con motivo del Festival a beneficio de la Cabalgata de Reyes Magos organizado por la Peña “La Giraldilla”, el sainete“EL PATINILLO”(1) de los Hermanos Álvarez Quintero. En el elenco figuraban cómicos aficionados emblemáticos de gran soltura y reconocidas dotes artísticas. Buenos ratos en los ensayos, buena convivencia,-era para reír y llorar de emoción a un tiempo ver como con la óptica del mundo de hoy materialista que nos ha tocado vivir, un grupo de hombres y mujeres amantes del teatro renuncian a todo estipendio para que el pueblo descubra y admire las obras de unos autores que, en momentos dramáticos de la vida española, supieron endulzar el paladar con el genio sonriente de sus deliciosas Joaquín y Serafín Álvarez Quintero historias-, con ellos interpreté por primera vez en mi vida de cómico aficionado al arte de Talía, un personaje quinteriano.

Era una noche lluviosa; y prueba de ello que nos llevamos moviendo el órgano eléctrico de Eduardo Ramos (Tito) para preservarlo de las goteras intermitentes que caían del techo del escenario y que tenía que acompañar el único número musical de la zarzuela interpretado por Amparo García Valverde en el papel de Lucía. Mi papel era el de “Miguelillo el ciego”, que todo lo decía en verso, pregonando. En uno de los parlamentos, en el que agradecía la limosna que la señorita Lucía me daba, decía:

                               “Jazmines y nardos nazcan,
Nazcan rozitas de oló,
En erzuelo donde pise
La niña que me amparó”.
A lo que José de los Santos (Pepe “El Amarillo”.), que a la sazón representaba el papel de don Bartolomé, con su arte y gracia espontánea, exclamó: “¡La madre que te parió!” desencadenando una grandiosa carcajada en el patio de butacas…    
                                          
 Escena de “El Patinillo”.  
                                                                Teatro Cerezo (1975).
Hoy, con el paso de los años, tras montar más de un treintena de títulos quinterianos, entre comedias en tres actos, dos actos y piezas breves(2), y de haber paseado sus obras por muchas localidades, al ver el impacto que todavía tiene para el público el teatro de los Hermanos Álvarez Quintero, mi sentimiento y el objetivo de este trabajo no es otro que expresar la gratitud a estos autores por su obra, subrayando en primer lugar la respuesta positiva que tiene, aun hoy en los públicos, y avivar el amor y reconocimiento que la literatura de estos dos Andaluces Universales merece en las nuevas generaciones.

De vez en cuando habríamos de volver a repasar aquel teatro que en su momento logró interesarnos. Es cómoda la posición de los olvidadizos, que viven tan solo inquietos por la caza de novedades. Ayer les picaba la curiosidad por el oscuro simbolismo que intentaba descifrar una complicada álgebra escénica: hoy le buscan los tres pies al gato existencialista, aunque ya haya bajado la fiebre de la moda con la crisis. Con tanto darle a la noria del cielo y del infierno, muchos se pierden el sencillo placer de ver la vida que pasa. Puestos a considerar la importancia del principio y del fin de las cosas, no se detienen a considerar la gracia que pudieran tener las apariencias de esas mismas cosas. Puestos a juzgar como severos dómines, se ven privados de la suprema facultad de sonreír.

Si de alguna manera tuviésemos que considerar el valor que en su tiempo tuvo el teatro de los Quintero, diríamos que en todo él prevaleció una cualidad que le distinguió: la de esbozar de punta a punta, una deliciosa sonrisa. No pretendo decir la última palabra sobre el mismo. Esa tarea sólo está reservada al tiempo. De los Quintero se dijo en vida todo lo que tenía que decirse y aun lo que nunca debió ser dicho, por los iconoclastas de la época. –los mismos que ayer orquestaban el “pateo” de sus estrenos,-con la consigna de: “que en sus comedias no pasaba nada”(3) y que al día siguiente cuando acudía en público sencillo, el triunfo era mayúsculo, o los que hoy con unaóptica modernista desprestigian este teatro por considerarlo menor, cuando en el teatro no hay género grande ni chico, todos son buenos, menos el aburrido.-
  
Se celebraron sus situaciones cómicas, la chispa de sus chistes, el ingenio de sus piropos, la agilidad de sus diálogos, la humana palpitación de sus figuras y tipos, más de tres mil criaturas creadas por el genio de estos insignes autores.

Que no ha perdido su eficacia nos lo prueba la continua publicación de sus obras, las reposiciones por compañías profesionales y grupos de Aficionados –estos últimos luchando contra viento y marea por darlo a conocer de la manera más digna posible-. Si el teatro como espectáculo necesita variación en sus carteleras, si el lenguaje de las gentes cambia y cambia, y por ende, el del teatro, la lectura del de los Quintero indica que nuestros abuelos tuvieron un nivel superior al nuestro. Habremos de estudiar algún día las causas profundas del por qué no se nos ha dejado tenerlo. 
Programa de mano del Festival
de la Cabalgata de Reyes Magos.
Teatro Cerezo (1975).

El ingenio no se vende. Hay personajes de los Quintero que, con sólo nombrarlos, despiertan un recuerdo luminoso. ¿Cómo no sonreír ante la viveza de sus personajes andaluces?; Concha Puerto de “Puebla de las Mujeres”; Consolación de “El Genio Alegre”, “Malvaloca”, “Mariquilla Terremoto”. -Como dijo Azorín: “El teatro de los Quintero es el teatro de la bondad y de las mujeres” (4),- que están cortados por el mismo patrón. Pero en ese patrón está la solera de un andalucismo amable, discreto, oportuno, iluminado de una luz interior y con una inspiración en el habla popular que los Quintero supieron dignificar para que entrase de su mano en la Real Academia de la Lengua. 
 
Estreno del sainete “El Patinillo”
de los hermanos Álvarez Quintero.
Teatro Apolo de Madrid
(15 de octubre de 1909)

            Cuando al hablar de teatro mucha gente se encoge de hombros y le da igual todo eso, convencidos de que lo chic es ignorar la importancia que cada autor tuvo en su tiempo, entran ganas de preguntarles sí a la larga, algunas de las obras que ahora deslumbran podrán resistir el paso del tiempo con la misma gallardía con que se mantienen algunas comedias de los Quintero. Muchas de las llamadas obras de tesis o de ideas,-o esos monólogos chabacanos y oportunistas actuales con los cuales algunos parecen descubrir el nuevo mundo escénico-, al volver la vista hacia ellas provocan una impresión de espejismo. Tenían la enorme pedantería de querer saberlo todo, ignorando lo más elemental: lo que el hombre tiene al alcance de su mano.

Los Quintero supieron calar en la clase media española y extraer su perfume, breve y discreto. Su mayor encanto consiste en haber recogido el embrujo de esa misma región que ellos hicieron protagonista de tantas obras: el secreto de ver las cosas sencillas, el placer de degustar lo que está a nuestro lado, la alegría de ver pasar la vida que pasa. El hombre no sólo vive de grandes ideales, sino de la inmensa pequeñez de este amanecer nuestro de cada día. De esa ternura, también, que Dickens había manejado como nadie. El rosario de los días nadie lo ha pasado en nuestra escena con la simpatía con que lo hicieron los Quintero. De ahí la seguridad de un saber muy hondo y muy antiguo, consistente en recoger la eterna permanencia de las cosas sencillas. En escuchar la vibración de las alas de su propio ángel.

Y ese ángel no es más que la gracia que brota en toda la obra quinteriana, esa gracia fina de un pueblo excepcional –porque la gracia es del pueblo y el humor es de los ingleses-que en su obra EL MAL ANGEL queda así definida por boca de su personaje femenino: “La gracia la da Dios a quien quiere: no se vende en ninguna tienda. Se nase con ella o no se nace. Usté pué no tenésalú y yegá a tené mucha; usté pué no tené dinero y yegá a sé millonario. Pero si usté no tiene gracia, soso se muere usté.”(5).
 
     Estreno de “Los duendes Sevilla de      
      de la Exosición (Lope de Vega)       
Por Carmen Díaza. (1929).
Pero los Quintero fueron celosos guardianes de su gracia, de su arte y de su ingenio, y para muestra esta anécdota fruto de su defensa a ultranza de su obra con perfecta sincronía: “Ensayaban los hermanos Álvarez Quintero en el teatro Fontalba de Madrid. Como era uno de los ensayos próximos al estreno de su nueva obra, Joaquín y Serafín estaban sentados en dos butacas contiguas a la primera fila, atentos al desarrollo de la escena y parando el ensayo allí donde creían oportuna y necesaria alguna rectificación. Joaquín hacia las referentes al montaje de la escena y Serafín las relativas al movimiento de actores y al dialogo.
Juan Bonafé, el gran actor cómico,- tuvo el honor de interpretar en el estreno, el protagonista de la inmortal obra de Don Pedro Muñoz Seca LA VENGANZA DE DON MENDO- se hallaba solo en escena, dando a sus palabras un aplomo y un sentido de lo cómico, sin distorsionar la figura, el ademán ni la frase, verdaderamente extraordinarios.
De pronto, los hermanos Quintero se miraron asombrados y en silencio. Fue un instante que no llegó ni a los dos segundos. Y Joaquín, interrumpiendo a Bonafé, le dijo: -Oiga usted. Eso que acaba de decir no está en la obra.
El gran actor contestó con naturalidad:
-No está. Es una “morcilla”(7) que se me ha ocurrido. 
 -¿Y por qué? –preguntó Joaquín.
Bonafé, dándose cuenta de que estaba ante los autores, tuvo un momento de indecisión antes de contestar a Joaquín, pero rehaciéndose en seguida, se atrevió a decir:
 -Porque creí que tenía gracia.
Y Serafín, que seguía con gran atención y no menos curiosidad el incidente, apostilló rápido y tajante, sin perder su flema característica:
-Si eso que ha dicho hubiera tenido gracia se nos habría ocurrido a nosotros.”(8)-
            Y en cuanto a la Gracia Divina –por la parte que nos toca a los devotos de La Virgen de Gracia de Carmona - también está reflejada en la obra quinteriana, no hay más que leer en su obra CABELLOS DE PLATA la siguiente cuarteta: 

                                  “Consolación la de Utrera
y Gracia la de Carmona.
Virgen de Setefilla,
dicen los niños de Lora.”(6).


Y ya que voy terminando, me estoy dando cuenta que este ordenador no tiene gracia. –¿cómo va a tenerla si es inglés?- cada vez que escribo quinteriano, me lo subraya en rojo, como si estuviera mal escrito o como si no existiera, y sí que existe “Windowsin”, a ver si te enteras y te lo metes en el “disco duro” y lo memorizas bien para que muchos lo lean: “Lo quinteriano sigue aquí, entre nosotros. Quizás a veces no se pueda saborear con tanto ruido, tanto ajetreo y tanta prisa. Pero está aquí, en el espíritu soñador de muchos andaluces que se resisten a perder, como Romero Muruve –un Joaquín sin Serafín- sus cielos azules.

Lo quinteriano no morirá. Al menos, uno quiere aferrarse a la idea de que vivirá para siempre, aún a riesgo de que lo tachen también de cursi.
Mientras exista una mujer hermosa –repito- habrá poesía. Y mientras exista ANDALUCIA, estamos seguros, no morirá del todo lo quinteriano.(9).



El autor de estas líneas en la
glorieta de los Quintero.
Parque de María Luisa. Año 2013. 
Notas:
(1) Sainete en un acto de los Hermanos Álvarez Quintero con música del maestro Gerónimo Giménez. Estrenado en el TEATRO APOLO de Madrid la noche del 15 de octubre de 1909.Obras completas Espasa Calpe. Tomo 2. 1982 (Pág.2219.)
(2) En tres actos, LOS DUENDES DE SEVILLA, EL CENTENARIO, EL GENIO ALEGRE. En dos actos PUEBLA DE LAS MUJERES. En un acto: EL PATINILLO, LA MEDIA NARANJA, LOS MERITORIOS, FEA Y CON GRACIA. Piezas breves (entremeses) LA MANGA ANCHA, LOS CHORROS DEL ORO, SANGRE GORDA, EL CUARTITO DE HORA, EL AGUA MILAGROSA, EL PIE, SEGUIRILLAS DE BAILE, LA FLOR EN EL LIBRO, NOVIAZGO, BODA Y DIVORCIO, GANAS DE REÑIR, LA PITANZA, LA SILLITA, SIETE VECES, LA BELLA LUCERITO, EL CERROJAZO, ACACIA Y MELITON, EL MAL ANGEL, VISITA DE PRUEBA, EL FLECHAZO. LOS GRANDES HOMBRES, LA SERIA, HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE. AZHARES DEL AMOR, UN DIA ES UN DIA, CARTA A JUAN SOLDADO, LOS PIROPOS. Monólogos: FILOSOFIA ALCOHOLICA.

(3) Serafín y Joaquín Álvarez Quintero DOS ANDALUCES UNIVERSALES. Salvador de Quinta Rodríguez. GRAFITRES,S.L. (PÁG.6).
(4) EL TEATRO ESPAÑOL DE HOY. Biblioteca cultural. Editorial Planeta.l975 (Pág. 44).
(5) Obras completas. Espasa Calpe. Tomo 4. 1982 (Pág. 4605)
(6) Obras completas, Espasa Calpe. Tomo 4. 1982 (Pág. 4702)
(7) En el argot teatral, frase que intercala el actor en el diálogo por su cuenta, sin figurar en el texto de la obra.
(8) EL LIBRO DE LAS ANECDOTAS DE TEATRO. J. Mª Talavera. Editorial MAUCCI,S.L. 1958 (Pág. 16 y 17)
(9) Serafín y Joaquín Álvarez Quintero DOS ANDALUCES UNIVERSALES. Salvador de Quinta Rodríguez. GRAFITRES, S.L. (Pág 167 y 168.).
También ha sido consultado para la realización de este trabajo el libro LA VERDAD DE LA FICCION de Ángel Zuñiga EDICIONES PULGA 1958 Impreso por Gráficas Guada S.R.C. Barcelona.
=====================




 







No hay comentarios:

Publicar un comentario